FRENTE AL ESPEJO DEL BOGOTANISMO
La ciudad capital del estado colombiano, Bogotá, anteriormente Bacata en el idioma de hombre Muixca precolombino, se mueve dentro del colorido de taxis amarillos, buses verdes, blancos y rojos trasmilenio que agregan un particular folklorismo a sus calles y largas avenidas, estructuras inventadas al gusto de sus temperamentales habitantes.
Esta ciudad capital crece sin resguardar ni ahorrar espacio de costado a costado, y con ella, como pasa en otras metrópolis desorbitadas en su alineación y proyección, aumenta el alboroto sobretodo en los cruces y semáforos donde apiñan vendedores informales de fruta, dulces, cd´s, videos, los niños limpia-parabrisas, mujeres trapecistas, malavaristas, jóvenes tragafuego y otros negociantes callejeros, que se entremezclan con la bulla y pitadera de policias y automoviles trancados en interminables filas.
La ciudad camina bajo las normas del mas atípico y paradójico caos.
El desorden descomunal atrapa a los ciudadanos diariamente y con fuerza durante las famosas horas pico. No ha valido regularizar la circulación de automoviles según su ultimo numero placa que inhabilita a cada auto dos días de los cinco días hábiles de la semana, un circo majestuoso invento de un alcalde que propone planteamientos mediocres.
Hoy las montañas verde esmeralda que eran paisaje selvático citadino se convirtieron, por los forzosos desplazamientos hacia la capital de gente a causa de la guerra interna que vive el país, en barrios flotantes marginados donde sucede y puede pasar lo mas inconcebible y anormal.
Bogotá, mi ciudad natal, convive dentro de dos contrarios críticos de desarrollo que me llaman la atención y que tienen tradición e historia desde los principios del siglo XX.
La ciudad se divide en dos mitades, sur y norte. El norte muestra los barrios mas desarrollados. Allí las montañas avanzan con estilos arquitectónicos de primera categoría mundial y predominan edificios cómodos que entran bajo normas de la ley.
Las montañas en las barriadas del sur son el ejemplo todo lo contrario, se levantan casas sin restricciones ni medidas, sin plan y sin control.
En realidad la gente del sur soporta el crecimiento de esta ciudad capital. Es decir ellos son los empleados naturales, clase obrera que vive y muere en sitios de cuarta o quinta categoría, es decir, barrios enredados en la malformación, sin seguridad y negada ayuda social, donde predomina lo caótico y donde se refleja la pobreza que oculta este país tercer mundista, la mentalidad anarquista de los gobernantes que pueden subsistir indiferentes dentro de estos dos extremos.
Bogotá capital, rica y pobre, picaresca y moderna.
Este Poema quiero dedicar a los habitantes bogotanos, que aunque conocidos como fríos y calculadores son gente pujante y hechada hacia adelante.
La ciudad esta en ebullición. La gente desplazada de otras zonas esta por acoplarse a las medidas de esta sociedad en evidente progreso.
BOGOTA
Las montañas que adornan tus paisajes son la cuna natural de inspiración
Que de noche encienden como pesebres navideños
Arriba el cerro de Monserrate recuerda la religiosidad
Una iglesia que la gente visita cada domingo como hormigas devotas
La Carrera Séptima enriquece con multitud y cultura
Candelaria es el barrio de virreyes
A las doce del medio día saltan las minifaldas y carteras
y los hombres trajeados con maletines
Es la hora de la marcha trabajadora
Que hace parte de horarios de oficina
Ciudad natal de mis encantos
Espero el momento que resucites como metrópolis
Oscar Darío Velásquez Lugo
19-nov 2009
Bogotá
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jueves, 19 de noviembre de 2009
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