Moza mía, esperaré en la esquina de la oficina
Tu y yo. No habrá nadie que resalte tu perfume.
Astuta dama que en mi día la pasión revive
Ángel de la Guarda que me llenas de regocijo
Rejuveneciendo mi alma y espíritu,
Sin ti sucumbiría irreconocible en el olvido
Sin ti soy un objeto viejo, un mueble sin uso
Atrapado en la red de la monotonía
Enser de una casa habitada pero vacía...
Contigo juego como aquel adolescente ingenuo
Que por deseo lo arriesga todo sin prejuicio
Quebrantando las leyes cuando es necesario
Y a quien el tiempo los sentimientos endurece
Porque la sinrazón cambia la risa por lo cotidiano...
Juego como aquel que el tiempo no derrocha
Inmortalizado por el aroma que tu piel emana
Moza mía, más que frenesí sos mi cosmos y alegría
Mi media naranja endulzada en el pozo de la dicha
Eres el aliento, un soplo de lujuria prohibida
Un sueño personalizado noche tras noche
Y que me exonera de la pena, mi perpetua condena
Porque el amor herido en su aflicción sucumbe
Mientras los aullidos del cúpido nos aturden.
Moza mía sin ti los rayos del sol no me tocarían
La luna sería un astro fuera de mi poesía
Moza mía... flor encarnada de mi fantasía
Moza mía, que a este enfermo cuidas de su herida
Y con júbilo y amor salvas de morir entristecido
Un cofrecito secreto que adoro en silencio,
La más hermosa ninfa que mi amor se gana
Una joya exótica que mi mundo atesora.
Hoy presiento el rubí de tus ojos que renace
Mientras danzas con el vaivén de cada verso.
Oscar Darío Velásquez Lugo
01-05-2015
Amsterdam
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