miércoles, 9 de diciembre de 2009

EL HOMBRE QUE DESTERRO SU SOMBRA

Como usualmente suele ocurrir, el personaje de una historia, entra a formar parte de la sociedad que lo genera. Un símbolo, un enigma más. La aceptación positiva o negativa se sale de los parámetros razonables del hombre o de la mujer común, el personaje salta lejos de las manos. La sociedad misma los hace o más generosos o más tenebrosos, esto es algo que va ligado al desarrollo, costumbres, herencias e imposiciones por las que pasa un país. El personaje va ligado a las oportunidades que se le brindan. Un bebe ' Tabula rasa', (hombre sin influencia), cualesquiera que sea su origen, puede llegar a serlo todo dependiendo del círculo en donde habita y crece. Tan bueno como de santo pueden ser sus realizaciones.
Pero también malo como el peor de los humanos o la combinación de estas dos especies.
Lo valioso acá es que su reconocimiento hace la caracterización más real, las confrontaciones reflejos verídicos de situaciones y hechos de la sociedad moderna.
Este personaje lo pude haber visto en cualquier aeropuerto del mundo. Fue tan sólo una casualidad haberle visto en Barajas, Madrid llegando de un viaje de intensas vacaciones.





SOLITARIO SIN NOMBRE


Pudo haber sido cualquiera de nosotros. Un hombre callado, parco, que se hacía llamar Jhon, Pedro, Charlie pero ninguno era cierto. Sigiloso y más cínico que cualquiera. De mirada serena y hermética. Su pasaporte, una credencial falsa con la fotografía de un fugitivo.
Tenía los ojos profundos y alargados, nariz achatada y un corte de pelo de caballero de negocios meticulosamente gelatinado.
Si me tocara dibujarlo hablando diría que parecía asiático.
Lo veía más apaciguado, la tez mejor cuidada que la noche cuando lo conocí de mandadero hacía más de una década. Realizaba favores hasta altas horas a cambio de nada. Trayendo licor, cigarrillos y droga mientras continuaban las parrandas casi que sin fin durante días y noches.
Digo haciendo favores a cambio de nada, al principio. Eso mientras se hizo conocer.
Después de unos meses, como era de esperarse de un hombre que recolecta su dinero no por trabajar como Dios manda, cobraba por mandados mucho más complicados.
Así fue como fue involucrándose en la sociedad y aculturando sus modales viciosos al estilo europeo, el mundo bajo y enrolándose en fiestas latinas mientras viajaba de ciudad en ciudad sin que nadie en verdad supiera algo exacto de su procedencia.
Su anonimato era clave para hacer de él una joya, ¨The Perfect Gentleman For The Perfect Worldwide Conection...¨.
El primer día había echado un cuento largo de su vida que hacía dar pena: le perseguían para saldar unas cuentas. Por tal, desde que pidió asilo, por razón que hasta hoy es desconocida, en vez de apodarlo refugiado le llamaron ´El Guerrillo´.
Había perdido la parte más cercana de su familia. Según él nunca más retornaría. En su municipio la noticia de su muerte ya estaba confirmada. Ahora sólo esquivaba los días del asesinato.
Por eso al llegar a Europa prefirió despojarse de todo: ...alma..., nombre..., perfil..., sombra y sentencia y así dar cero papaya al gatillero que juró labrar una bala con sus pelos y señales.
Fue solemne a su meta de no dar pistas y esfumar cada huella de sus pasos y su existencia.
Así que ese fue su primer logro: pretender desaparecer de la faz de la tierra. Al menos hasta que suavizaran la pena, cansasen o muriesen sus rastreadores.
!La sorpresa fue encontrármelo 2 veces en el mismo aeropuerto, bajando del mismo vuelo, con el mismo itinerario!.
Documentado. Diferente. Acomodado.
Un día raramente lo encontré en el centro riendo a carcajada limpia con un par de atractivas ´Chicas Barbie´ tomadas de su brazo, pertenecientes al Clan de Papis y las Mamacitas Paisas, dos ´topgirls´ de culos apretados: una trigueña de lacia cabellera de ecxitante color azabache y una ´lolita´blanquiña pelimona, reencauchadas en silicona de pies a cabeza, con tetas del tamaño de melones, labios hinchados por las inyecciones para aumentar volumen y botas extravagantes de las que calzan los travestis, que al personaje lo hacían lucir como un pollero.
No bebía. Ni fumaba.
Pero le caracterizaba una discreción que lo hacía atípico.
El paso del tiempo y silencio dieron resultados. Había devengado euros de personajes bien relacionados que hacen de la ley instinto, necesidad y oportunidades.
Mientras giraba el equipaje en la banda le observé parado dándome la espalda. Infalible olvidaba los cuentazos vigentes de su época de asilado político y como enriqueció en el mundo del hampa. ´El silenciador es para este caballero un idioma y lengua propia´.
El destino me trajo de nuevo su presencia, por eso, al reconocerle 5 años más tarde, resistí quitar los ojos al enigma de sus movimientos.
Tan pronto bajó del avión hizo una llamada. Figuró no verme dando así ocasión para hacerme el de las gafas.
Dialogaba riendo en voz baja desde su celular de bajo perfil.
Estaba solo y como siempre no alertaba malos pensamientos.
Mesurado se confundía con cualquier otro viajero: un simple pasajero de maletín que vestía ropa de sport. Nadie sospecharía de su audacia en aquel inadvertido disfraz. Hacía bien la tarea.
A pesar de su severa meticulosidad, de su severa parsimonia este hombre causaba más celo, más desconfianza que nunca: este ´Caballero Sin Nombre´ desenfundaba cierto miedo que todos conocemos porque el dinero sucio no viene sólo ni se hace con favores gratuitos.
Me dije pensativo e incrédulo ante el escalofrío: ¨!El cerebro de ese hombre es más que una amenaza, mejor que nadie oye, ni percata lo que esa mente solitaria sabe y maquina!¨. y pues como dice el dicho: caras vemos corazones no sabemos!.
!Let´s see how far we go!





Oscar Darío Velásquez Lugo
Amterdam
09 diciembre 2009


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